Equidad de género laboral, más que un reto

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La desigualdad de género es un tema central en materia de políticas públicas en pleno siglo XXI. La equidad en el mercado laboral entre hombres y mujeres está lejos de alcanzarse, aún en los países desarrollados. Un estudio realizado por ManpowerGroup¹ arrojó que pasarán aproximadamente 20 años para lograr la equidad de género en el ámbito laboral a nivel mundial.


Para lograr este retador objetivo se requiere la intervención no sólo de las mismas empresas sino del gobierno en el diseño de políticas orientadas a incentivar la equidad. Ejemplo de ello es la ley implementada recientemente en Gran Bretaña, en la cual se obliga a las grandes compañías del sector privado a publicar cuánto le pagan a sus empleados hombres y mujeres; pero la nueva regla no queda sólo en la brecha salarial, sino que también se les obligará a publicar el número de hombres y mujeres que se encuentran en cada rango de sueldos.


La brecha salarial de género en el Reino Unido es del 66%, según el Foro Económico Mundial. Eso significa que las mujeres ganan alrededor de dos terceras partes de lo que los hombres ganan por trabajos similares. El Reino Unido no es la excepción: a las mujeres se les paga menos que a los hombres por hacer el mismo trabajo en la mayoría de los países del mundo, desde países desarrollados como EE.UU., hasta países en desarrollo como los de Latinoamérica, donde el problema es aún más pronunciado. En México, por ejemplo, menos del 4% de los puestos de dirección son ocupados por mujeres y, en promedio, ellas ganan 22.9% menos que los hombres, según cifras del informe de ManpowerGroup.


En República Dominicana también se observan diferencias relevantes en materia de igualdad de género. Según el censo más reciente (2010), las mujeres representan prácticamente el 50% de la población total. Las últimas dos décadas han sido claves para la inserción de la mujer en el sistema educativo, de hecho, las mujeres representan aproximadamente el 60% de los egresados universitarios. Sin embargo, desde el punto de vista del mercado laboral, según cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la tasa desocupación ampliada² de la mujer en el año 2014 se ubicó en 23.1% frente a un 8.7% de los hombres, además éstas perciben ingresos promedios mensuales menores en un 21% en relación al percibido por sus homólogos masculinos. Estos datos evidencian que en la República Dominicana el desempleo es un fenómeno esencialmente femenino, a pesar de la importancia que en los últimos años se le ha dado al tema de equidad de género.


Es fundamental para la mujer combinar el trabajo remunerado con el tiempo destinado a los cuidados familiares, condición que la ha caracterizado históricamente. Sin embargo, lo anterior no debe ser considerado como posición de desventaja a la hora de buscar empleo, sobre todo por el hecho que cada día son más las mujeres que se encuentran en condición de madres solteras. Esto les impulsa a destacarse en el ámbito profesional con el objetivo de mantener un mínimo de calidad de vida para ellas y sus hijos.


Se hace imperante la necesidad de llevar a cabo mejores políticas que aseguren, no sólo la participación plena de mujeres y niñas, sino que reduzcan las brechas de desigualdad, considerando que los aportes de las mujeres a la sociedad y al desarrollo de la misma son fundamentales.


Actualmente, debe ser prioritario el compromiso adquirido por las empresas públicas y privadas en cuanto a la defensa de los derechos humanos, la igualdad de género y el acceso a oportunidades.


El 17 de agosto de 1982, el gobierno dominicano emitió el decreto no. 4682, que creó la Dirección General de Promoción de la Mujer (DGPM) como una dependencia de la Presidencia de la República. Años más tarde (11 de agosto de 1999), fue promulgada la Ley no. 86-99, que dejó establecida la Secretaría de Estado de la Mujer, actualmente conocida como Ministerio de la Mujer (MMUJER). Este ministerio implementa planes, proyectos y programas con la finalidad de lograr el empoderamiento de las mujeres en la lucha por la igualdad y la equidad de género enfocándose en tres temas fundamentales: a) no violencia, b) salud y sexualidad y c) derechos económicos, sociales y culturales. En tal sentido, la vinculación con otros organismos gubernamentales es relevante para realizar las intervenciones adecuadas con miras a lograr los objetivos propuestos.


Las políticas públicas deben concentrar esfuerzos, recursos y espacios orientados hacia las mujeres, pues son ellas las más vulnerables a la pobreza, quienes reciben los salarios más bajos, además destinándolos en mayor medida al bienestar familiar. No obstante, es necesario que el sector privado tome una participación mucho más activa en el compromiso de combatir la desigualdad entre hombres y mujeres.


La enseñanza desde edad temprana sobre la importancia de la igualdad social es crucial para lograr resultados significativos mucho más rápido a los 20 años que se plantea a nivel mundial. Una educación consistente en estos temas, no sólo traerá consigo niveles de desarrollo superiores, sino personas con valores más orientados al respeto y a la igualdad.


¹El estudio se titula “7 Pasos hacia una inclusión consciente: una guía práctica para facilitar una mayor participación de mujeres en posiciones de liderazgo”.


²Desocupados ampliados/Población económicamente activa.