La semana pasada, República Dominicana contó con la visita a la conferencia “Mercado de Valores, Motor de Competitividad” del destacado economista Xavier Sala -i- Martin, co-creador del Índice de Competitividad Global (ICG) para el Foro Económico Mundial. La importancia de este índice radica en que es representativo del nivel de prosperidad de países seleccionados, a través de la ponderación de una extensa lista de indicadores socioeconómicos. Los indicadores cualitativos obtienen una calificación de 1.0 a 7.0, donde 7.0 implica un mejor desempeño en esa categoría. Los indicadores cuantitativos son utilizados en su unidad original. Estas calificaciones son ponderadas y generan una calificación final. Comparando el reporte de 2011-2012 con el de 2015-2016, que es el actualizado, el país ha escalado del puesto 110 al puesto 98. No obstante, su calificación en base a 7 puntos solo ha aumentado dos décimas. De esta divergencia surge la interrogante: RD escala en el ICG pero, ¿realmente mejora?
Tanto las puntuaciones como la escala en posiciones indican que al menos algunos indicadores mostraron mejorías. No obstante, la realidad es que una gran parte no lo hace. La mejoría de nuestro índice se apoya principalmente en indicadores macroeconómicos que abordaremos más adelante. No obstante, los indicadores sociopolíticos son los que muestran mayor estancamiento o decrecimiento. República Dominicana no ha mostrado cambios significativos en los indicadores relacionados a servicios de salud y educación primaria desde los resultados arrojados en el índice de 2011-2012. Si bien la comparación arroja una mejoría de los indicadores relacionados a la calidad de la educación primaria, otros indicadores tales como la tasa de participación de alumnos en la misma, e indicadores de salud (específicamente prevalencia de enfermedades específicas, como VIH y tuberculosis) permanecen estáticos. Igualmente, la tasa de entrada de alumnos a la educación secundaria se mantiene en un 75.9% sin mostrar mejoría. De igual manera, han empeorado los indicadores de entrenamiento para oficios específicos.
Otra categoría que muestra críticas debilidades es la calidad y eficiencia de las instituciones. El reporte del Foro Económico Mundial indica que la mayor parte de los indicadores de este pilar se encuentran estancados o han empeorado sus calificaciones. En un contexto general, los indicadores específicos de la categoría, resaltan la urgencia de una mayor transparencia en aumentar la confianza de la sociedad en las instituciones públicas. Otras estadísticas con resultados negativos tienen que ver con la eficiencia de los mercados de trabajo, de bienes, y financiero, los cuales mostraron un estancamiento en su calificación, en el caso del primero, y reducciones, en el caso de los dos posteriores.
Cabe destacar que el ambiente macroeconómico mostró una importante mejoría en su calificación, influenciado principalmente por el aumento de los ahorros nacionales como porcentaje del PIB de un 11.6% a un 18.1%, una reducción de la inflación de un 4.8% a un 3.0%, y una disminución del déficit presupuestario como porcentaje del PIB de un 3.6% a un 3.0%. No obstante, la deuda general del gobierno aumentó de un 33.8% a un 35.1%. El mejoramiento de los indicadores relacionados a los mercados doméstico y foráneo, el aumento del Producto Interno Bruto por poder de paridad de compra, y de las exportaciones como porcentaje del mismo, fueron otros factores que contribuyeron positivamente a nuestro resultado final.
La disyuntiva principal emerge del contraste presentado anteriormente. La falta de homogeneidad en la evolución de los indicadores ha causado que la puntuación general del país haya mostrado una mejoría muy reducida, aunque en términos de posición la recuperación es evidente. Esto puede indicar, a groso modo, que la competitividad de la República Dominicana ha mejorado destacadamente en comparación con el resto de países, pero no tanto con respecto a sus propias estadísticas. Otro factor importante es que una gran porción de los indicadores que mostraron mejoría no necesariamente son percibidos por la sociedad de manera directa. Los que han mostrado estancamiento o empeoramiento sí la afectan. Un ciudadano normal no percibe directamente cuando el PIB aumenta, pero sí cuando el sistema educativo mejora.
Entonces, ¿por qué se da esta disyuntiva? Hace falta que los aspectos económicos que, según el informe, han mostrado una mejoría considerable, se traduzcan en la práctica para que mejoren no solo las condiciones de vida de la sociedad, sino la percepción de la misma de la economía local. Es imperativa una distribución del presupuesto e ingresos nacionales adecuada, y posteriormente que se garantice la apropiada utilización de los mismos, para crear el puente de conexión entre esos indicadores y la sociedad.