Deuda Pública

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Muchos se preguntarán cómo funcionan las finanzas públicas de un país, si solo llevar las finanzas personales resulta una tarea algo complicada para algunos. La estructura puede resultar clara: se necesitan ingresos recurrentes con los que se pueden solventar los gastos corrientes y de inversión, y en caso de excedernos en estos últimos, buscamos financiamiento, cierto? El sólo hecho de tener necesidades de financiamiento es el resultado de un déficit en nuestras cuentas, lo que conlleva necesariamente a incurrir en deuda.


Funciona similar para el gobierno de cualquier país, aunque definitivamente con muchas aristas en su estructura, pues todo dependerá de los mecanismos de ingresos que se manejen, la cantidad de gastos necesarios para mantener la dinámica país, y las necesidades de financiamiento para hacer frente a cualquier incremento en gastos superior a los ingresos. Esta estructura se define bajo un presupuesto, el cual intenta planificar organizadamente la ejecución financiera del gobierno.


Sin embargo, en la práctica, es bien sabido que normalmente los gobiernos suelen gastar más dinero del que recaudan, debido a la cantidad de compromisos que asumen para sostener una sociedad que se encuentra expuesta ante sus políticas, siempre procurando bienestar y desarrollo. Es por ello que lo presupuestado resulta muchas veces por debajo de lo que realmente se ejecuta.


Entonces, cuáles son los mecanismos que tiene un gobierno para financiarse ante un presupuesto deficitario? La respuesta es DEUDA PÚBLICA. La deuda en sí misma está constituida por el capital de la deuda asumida más los intereses que hay que pagar por pedir prestado. La clasificación de la misma depende muchas veces del país; sin embargo, lo más común es dividirla en deuda de corto plazo y de largo plazo, y en deuda interna y externa. La de corto plazo suele solventar situaciones coyunturales, que en caso de volverse estructurales pueden pasar a ser de largo plazo bajo ciertas condiciones. La clasificación entre interna y externa ya depende de en manos de quién está la deuda, bien sea en manos de nacionales para el caso de la interna, o en manos de entidades o personas del exterior para el caso de la externa. La deuda externa, a diferencia de la interna, usualmente es denominada en divisas (dólares en el caso de República Dominicana).


El Estado puede pedir prestado de diversas formas, bien sea a través de instrumentos formales ya existentes, con bancos o entidades internos o externos; o, emitiendo su propia deuda a través de títulos valores, que coloca en diversos mercados, sean estos nacionales o internacionales.


Ahora, si bien la deuda pública constituye la obligación que tiene el Estado por los préstamos acumulados, la misma es usada también como mecanismo de política económica, para controlar el dinero en circulación, impulsar el mercado de valores, guiar el sistema financiero a través de tasas de interés, mantener la estabilidad cambiaria, entre otras.


Cada país debe mantener el control de su nivel de deuda pública, pues el mismo constituye un indicador de confianza para los inversionistas internacionales. Un buen manejo de las finanzas públicas debe perseguir la sostenibilidad y mejora de la calidad del gasto, reduciendo con ello la dependencia al endeudamiento.