Un vistazo a ProSoli como motor de desarrollo social

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En concordancia con el blog "Dos caminos para crecer: El Caso Dominicano", el Programa Progresando con Solidaridad (ProSoli), adscrito por el Gabinete de Coordinación de Política Social (GCPS), es una de las alternativas del gobierno dominicano a la hora de equilibrar la balanza en cuanto a la disyuntiva de priorización sobre políticas anti pobreza o políticas de crecimiento a largo plazo. Como el objetivo del mismo es proteger a las familias dominicanas más vulnerables e incidir en el desarrollo del capital social, con un análisis minucioso de las estadísticas podremos observar cómo ha evolucionado el programa desde sus inicios en el 2004.


ProSoli identifica y administra sus subsidiarios por dos instituciones diferentes: El Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN) ─que se encarga de identificar, registrar, caracterizar y priorizar las familias en condición de pobreza─ y la Administradora de Subsidios Sociales (ADESS) ─que se encarga de la administración, fiscalización, verificación y ejecución financiera de los subsidios sociales en los diferentes programas sociales─.


Dentro de Prosoli, el primer programa en ser ejecutado fue “Comer es Primero (CPC)” en 2004. Este consiste en brindar ayuda económica bajo la condición de chequeos clínicos recurrentes para las madres embarazadas y niños del núcleo familiar. Desde junio 2013 CPC asigna RD$825 a cada jefe de familia beneficiado. Según la Vicepresidencia de la República, la meta para el 2016 del programa CPC es tener inscritas aproximadamente 805,000 familias; a mayo, el programa tiene 728,850 beneficiarios (91% de la meta).


A nivel provincial, el gasto inició desde Distrito Nacional y Santo Domingo, expandiéndose luego a través de la geografía nacional. Se nota que, a pesar de que estas dos primeras provincias no son las que tienen mayor incidencia de pobreza, sí son las que reciben mayor inversión social; esto responde a que su población es significativamente superior al resto de las provincias del país.
Otro programa de gran importancia de Prosoli, por su impacto en la acumulación de capital humano, es el de Incentivo a la Asistencia Escolar (ILAE). Consiste en una ayuda económica que se transfiere bimestralmente durante época de clases al jefe de familia por un monto de RD$150 por cada hijo inscrito entre 6 y 16 años, con un máximo de cuatro hijos beneficiados por familia. El objetivo de este incentivo es reducir la deserción escolar a temprana edad y apoyar en la compra de útiles.


Observando que el gasto promedio bimensual por beneficiario ronda alrededor de los RD$600 pesos, podemos asumir que cada familia beneficiaria inscribe alrededor de dos hijos en el programa. Siendo así, el promedio de familias beneficiadas del período escolar 2014-2015 en este programa fue alrededor de 200 mil, lo que indicaría una cantidad de estudiantes de alrededor de 400 mil. La Oficina Nacional de Estadística registra, en ese mismo período, alrededor de 2.1 millones de estudiantes en educación básica y media (excluyendo cuarto curso); esto indicaría que el ILAE cubre, para este período, el 19% de la masa estudiantil relevante.


Adicional a los programas de transferencias condicionadas, existen tres programas por transferencias monetarias no condicionadas, que son exclusivamente destinados a personas que no se les exige algo a cambio, como son el Programa de Protección a la Vejez en Pobreza Extrema (PROVEE), Programa Bonogás para Hogares (BGH) y el Programa Bonoluz.


Con la información disponible al público aún no es posible medir la duración promedio de cada beneficiario en los diferentes programas. Lo que sí es posible visualizar es que el Estado, con el pasar de los años asigna un mayor gasto a los programas sociales. De hecho, el gasto asignado para el Programa de Solidaridad en el presupuesto del Senado para el año 2017 es de RD$1,200 millones, esto representa un aumento de aproximadamente RD$400 millones sobre el monto de 2016 (RD$826 millones).


El objetivo principal de estos programas se centra en un desarrollo a largo plazo, no obstante, sean de subsidios a corto plazo. Adicionalmente, es importante resaltar que el seguimiento de los participantes en el programa es necesario para identificar si el mismo está siendo exitoso en su tarea de impulsar la mejoría económica del hogar, eventualmente permitiéndole prescindir de las transferencias. Sin embargo, entendemos que somos un país en vía de desarrollo con grandes aspiraciones, y que a medida que se internalice que el uso de los subsidios debe ser un impulso momentáneo (y no permanente) para salir de situaciones extremas, en el largo plazo se podrán visualizar los frutos de estos tipos de programas de ayudas sociales. Poco a poco, se quiere que el paradigma del pensar dominicano, mezclado con nuestro afecto nacional, cambie nuestra forma de vivir. Este cambio no será el día de mañana, pero si está en el porvenir.