Detención del oleoducto de Dakota del Norte: la incertidumbre detrás de la celebración

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La mejor manera de completar este trabajo de manera responsable es explorar rutas alternativas para el oleoducto”, afirmó Jo-Ellen Darcy en nombre del Ejército para Infraestructuras Civiles en un comunicado oficial. El fin de semana pasado fue el marco de quizás un gran respiro para la comunidad indígena de los Estados Unidos. Luego de meses de oposición, el aún presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, detuvo la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte.


El proyecto de construcción del oleoducto de 1,172 millas, valorado en US$3.7 billones, llevaría 470 mil barriles de crudo al día desde Dakota del Norte a Illinois, desde donde sería distribuido a otros oleoductos. Con dicho proyecto, se esperaba la inyección de millones de dólares a las economías locales y la generación de hasta 12 mil trabajos en el sector construcción más trabajos permanentes de mantenimiento y monitoreo del oleoducto.


No obstante, miembros de la comunidad Sioux y los demás opositores al proyecto no velaban el mismo con buenos ojos. ¿Los argumentos principales? El oleoducto representaba una amenaza medioambiental y cultural. Miembros de la tribu indígena indicaron que la ruta en la que sería construida el acueducto no solo atravesaba tierras “ancestrales” de importante valor histórico y cultural, sino que aumentaría en gran medida la emisión de gases invernadero y contaminaría el rio Missouri y los alrededores. Los opositores argumentaron que los posibles escapes de crudo podrían deteriorar completamente la oferta de agua de la región, con un impacto devastador.


Las protestas fueron largas y persistentes. A pesar de que la comunidad recibió desde ataques con agua y gases hasta amenazas de desalojo por las autoridades locales, la oposición se mantuvo, de manera relativamente pacífica y en progresivo aumento. La protesta transcurrió hasta que hace dos domingos se anunció la decisión por parte de la gestión gubernamental actual de detener el proceso, al menos hasta que se presente un plan modificado con nuevas rutas de construcción y condiciones medioambientales más favorables. Los medios han destacado la perseverancia y manera en la que se desempeñaron las protestas, sin exabruptos notorios, pero sin perecer ante los intentos de censura.


Por otro lado, este logro, ¿representaría una victoria final para la gestión de ocho años del presidente Barack Obama? La gestión demócrata de 2004-2008, que hasta este momento había generado opiniones finales tibias por parte de diversos sectores, podría beneficiarse al obtener el apoyo final de las comunidades minoritarias que quizás se vieron identificadas y favorecidas con el hecho.


En República Dominicana, por ejemplo, han existido controversiales proyectos del sector construcción, extracción de materias primas, o generación de energía que han polarizado a la sociedad. Sus pros y contras, defendidos por los sectores de apoyo y oposición, respectivamente, han contrapuesto, por igual, dos resultados principales: una intensa dinamización económica vs. un potencial deterioro ambiental y sociocultural.


Esto nos lleva a pensar, ¿qué se necesita para evitar los conflictos sin necesidad de la censura? En otras palabras, ¿cómo podemos acercarnos lo más posible a un consenso los más beneficioso posible? Estudiando, prorrateando y diseñando alternativas para que los proyectos que se deseen implementar, si bien sirvan de combustible para nuestras economías en el presente o en el futuro cercano, sean sostenibles y viables a largo plazo. La inversión en la sobre-explotación de los recursos y sus efectos secundarios carece de sentido alguno si en el futuro no podemos garantizar disponer de esos mismos para seguir sosteniendo nuestras economías. No se trata tampoco de permear la posibilidad de que se desarrolle algún proyecto, sino que dichos planes contemplen no solo el presente y el futuro cercano, sino el de las generaciones venideras. Sobre todo, que se preserve nuestro bienestar y nuestra identidad social.


No menos importante, el acceso a la información es un factor esencial. La sociedad tiene el derecho y el deber de conocer los detalles, pros y contras de este tipo de proyectos. Los medios deben servir de portavoces y permitir la exposición de todos los puntos de vista. Al final, la nación es de la sociedad, y su opinión es la más importante.


Los Sioux de Dakota del Norte hoy pueden celebrar. Sin embargo, el miedo y la incertidumbre permanece en la comunidad y los demás opositores de la construcción. La gestión del futuro presidente de los Estados Unidos parece apoyar la construcción del oleoducto, por lo que el temor a una reversión de lo logrado el domingo ha aumentado. La gestión de Donald Trump plantea una revisión de los planes de construcción, aunque su vocero, Jason Miller, afirmó que el mandatario apoya la ejecución. El presidente electo no ha desvelado los términos de la revisión, por lo que la incertidumbre y nervios son cada vez mayores. La decisión que se mantenga en futuro, esperemos que, resulte en mayores beneficios en todos los sentidos, no solo económicos, para los Estados Unidos.