La mayoría de los países, tanto desarrollados como en desarrollo, se auxilian de préstamos externos para cubrir el déficit estatal, iniciar proyectos de infraestructura e implementar programas sociales. Para asegurar el crecimiento en el largo plazo es esencial que la deuda gubernamental se ubique en una senda sostenible, de manera que el país sea capaz de cumplir con sus compromisos de pagos sin tener que recurrir siempre a más deuda para saldar la anterior.
Al evaluar el nivel de deuda externa como porcentaje del Ingreso Nacional Bruto (GNI por sus siglas en inglés), República Dominicana se situaba en el cuarto lugar para el año 2013, superado solamente por Paraguay, El Salvador y Nicaragua. Para ese mismo año, América Latina y el Caribe presentaba un promedio de 27%, mientras que país alcanzaba el 41%. Si bien es un valor que consideraríamos alto, (el FMI sugiere que la deuda consolidada no supere el 50%) dicho año República Dominicana también fue uno de los países con mayor crecimiento de la región.
Más importante aún es analizar la capacidad del Estado de asegurar el servicio de la deuda a sus acreedores. Una medida utilizada por los organismos internacionales para este fin es comparar el pago de intereses con el nivel de exportaciones. Históricamente República Dominicana ha mostrado un índice menor al promedio de la región, aunque la superó en el 2013.
Actualmente la relación deuda total/PIB no alcanza el tope de 50%, pero debemos ser cautelosos y vigilar que no ocurran desviaciones de una senda sostenible, comprometiendo así el crecimiento futuro.