Diversificación energética: ¿a qué precio?

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Durante los últimos años, la República Dominicana se ha encontrado batallando para lograr ser un país más productivo y eficiente en términos de desarrollo y crecimiento económico. Uno de los retos más grandes ha sido el sector eléctrico, debido a su gran impacto sobre el gasto privado (costos de las empresas) y el gasto público (el subsidio eléctrico). El enfoque para el sector ha sido la búsqueda de una mayor y mejor diversificación de la matriz eléctrica en nuestro país, la cual para el periodo enero-noviembre del 2015, se compone mayormente de Fuel oil no. 6 (42%), gas natural (28%) y carbón (14%), el resto con participaciones no tan relevantes y por debajo del 10% del total, según datos de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE). Se espera que la participación del carbón aumente debido al proyecto de Punta Catalina y por igual la energía solar debido a la inauguración del parque de energía solar fotovoltaica en Monte Plata. La idea de una mayor diversificación es verdaderamente importante, pero ¿realmente se está diversificando de la manera más eficiente?


Durante los últimos años las organizaciones mundiales han puesto el cuidado del medio ambiente como uno de sus principales objetivos, y como resultado de esto se han realizado múltiples medidas para que los países tomen conciencia de lo que está sucediendo. El primer paso importante hacia un régimen verdaderamente mundial de control y reducción de las emisiones de  gases efecto invernadero (GEI) fue el Protocolo de Kyoto, y proporciona la base esencial para cualquier acuerdo internacional sobre el cambio climático. Recientemente, tenemos el Acuerdo de Paris, realizado el pasado 12 de diciembre del 2015, en el cual se sentaron las nuevas bases para el cuidado del ambiente. En este nuevo acuerdo se reunieron 195 países que se comprometen a hacer todo lo posible para evitar que las temperaturas medias mundiales aumenten más de dos grados Celsius con respecto a los niveles anteriores a la revolución industrial y “quieren seguir esforzándose” por limitar el incremento a 1.5 grados Celsius, tal como exigían, entre otros, los países más vulnerables del océano Pacífico.


Conociendo estos acuerdos tanto actuales como del pasado, surge la idea de conocer la razón por la cual nuestro país ha optado por la creación de una planta de carbón. El verdadero problema de esto radica en que solo se están viendo los costos evidentes, ignorando las externalidades negativas generadas. Estamos ahorrando en el presente, pero debemos cuidar que los costos futuros no sean abrumantes.


Comparado con los combustibles derivados del petróleo, el carbón es mucho más económico como fuente de energía, lo que ha influenciado a países como Reino Unido a implementar masivamente esta tecnología. Sin embargo, como consecuencia de sus actos durante el 2015, Reino Unido fue demandado por Bruselas debido a las altas emisiones de las plantas de carbón. Los humos tóxicos de las plantas de carbón en Gran Bretaña son responsables de 1,600 muertes prematuras al año, y los costos de salud de los daños causados a los sistemas respiratorios, han llegado al estimado más alto de € 3.7 billones (£ 2.7bn) al año.


República Dominicana posee sectores como la agricultura, la ganadería y el turismo que son fuentes importantes de divisas, y podrían ser impactadas en el largo plazo por la contaminación de nuestros ecosistemas. La sugerencia no es desestimar las plantas, sino evaluar su impacto sobre la economía, de manera integral, y a tiempo.


A la vez que países como Chile deciden subsidiar en un 100% las instalaciones de paneles solares, República Dominicana ha optado por eliminar cualquier tipo de incentivo a las energías renovables. Esto no parece ser congruente con una estrategia de desarrollo nacional de largo plazo bien pensada.


Nuestro país es rico en recursos y tiene la capacidad suficiente para lograr diversificar la matriz energética de una manera más eficiente, limpia, y orientada al desarrollo sostenible. Falta disposición para lograr soluciones mejores y más inteligentes, no lo más fácil y barato en el corto plazo. Las negociaciones del pacto eléctrico se mantienen estancadas durante este periodo pre-eleccionario, pero al menos son un pequeño indicio de querer generar un cambio desde la fuente principal del sector. De manera positiva, esta creación de la planta de carbón podría impulsar aún más el proceso de industrialización, necesario para el desarrollo y crecimiento de la nación como país en vía de desarrollo. Es importante que la población entienda que la diversificación es buena para el sector y para el país, el problema radica en cuáles son las opciones y cuál es la más eficiente para el desarrollo y crecimiento de la República Dominicana.