A propósito del manejo presupuestario, ¿qué de la inversión en turismo?

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A propósito de declaraciones recientes en la prensa sobre el manejo dudoso de los recursos del Estado, duplicidades en las funciones de algunas instituciones, etc., es propicio llevar la atención a los recursos del Estado que sí son asignados correctamente; sin embargo, estos recursos quedan cortos sin entregar su máximo potencial, y en casos específicos, llegan a perjudicar el potencial turístico del país.


La Organización Mundial de Turismo (OMT), junto con el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), publica cada dos años un informe mundial sobre la competitividad en el sector turismo, dando a conocer a detalle en qué indicadores nos destacamos como país y en cuáles debemos enfocarnos para obtener una mejor puntuación en el 2017. Para el informe más reciente (2015), la República Dominicana (posición #81 dentro de 141 países) continúa siendo líder en el Caribe. El liderazgo responde a la gran inversión pública destinada al servicio, al alto flujo de inversión extranjera directa al sector, a la apertura internacional y la buena competitividad de precios del sector. De hecho, en el renglón de inversión pública, la República Dominicana goza del segundo lugar a nivel mundial por el porcentaje del presupuesto gubernamental que se dedica al desarrollo de la industria turística.


Según cifras del Banco Central de la República Dominicana (BCRD), el sector hoteles, bares y restaurantes cerró el 2015 representando un 7.6% del PIB en términos de valor agregado. Si vemos el desempeño del sector en la generación de divisas, se afirma que es la fuente principal de ingresos extranjeros, representando el 30% de los mismos, seguidos por un 27% perteneciente a Zonas Francas.


A pesar de la importancia del sector en nuestro país, mundialmente, carecemos de competitividad en algunos indicadores relacionados con el mismo, que siendo francos, están mejor relacionados con otros ministerios del país, y no dependen directamente del manejo de recursos destinados al sector turístico. Uno de los indicadores que estanca el índice de competitividad turística del país es el transporte (posición #64), cuyo problema radica en la conectividad y confiabilidad de los servicios tanto públicos como privados, el estado cualitativo de las vías y accesos -responsabilidad de aquellas instituciones que velan por la calidad de infraestructura vial-, y claro, la gran congestión en el tránsito de las principales ciudades.


De igual manera, otro indicador importante que nos ancla entre los peores países del mundo es la seguridad (posición #120). Sabemos que los organismos encargados de la misma han trabajado mucho para reducir las tasas de criminalidad y homicidios. Sin embargo, todavía quedan muchas oportunidades de mejora que hacen que aún persista temor en la sociedad y frenan a los turistas extranjeros de salir de los complejos turísticos; además, reducen los incentivos de algunos negocios que contribuyen al sector, debido al costo significativo que representa privatizar la seguridad. A estos costos debemos sumarles la calidad de la oferta de la electricidad, que coloca al país en la posición #125 en este último indicador.


Estos son solo algunos de los indicadores que deterioran nuestra reputación como destino principal del Caribe para el turismo, y que hacen que no se obtenga el mayor retorno posible a la gran inversión pública que se financia con los impuestos que todos pagamos. Es propicio, para este fin de año, que reflexionemos sobre estos puntos y tratemos de enfocar nuestros esfuerzos para mejorar nuestras inconformidades con el país.


Las alianzas estratégicas entre instituciones del Estado tienen un gran rol en lograr un desarrollo sustentable que beneficie las generaciones futuras y permita que, en un próximo informe de la OMT, República Dominicana figure como un paraíso tropical aún más atractivo, en comparación con otras naciones, para vacacionar, crear negocios y emplear a más personas.