La discusión sobre el nivel del salario mínimo es un tema de larga historia en la República Dominicana y el mundo, y se debate con frecuencia entre los gremios empresariales y laborales, con el Estado usualmente como mediador. Pero ¿qué es el salario mínimo y por qué existe?
El salario mínimo es aquella remuneración pactada por ley que se considera como pago mínimo al trabajo de cualquier empleado, con el poder de satisfacer las necesidades básicas humanas de orden material, social y cultural. Para muchos, el salario mínimo es un mecanismo de protección de la clase trabajadora; para otros solamente se refiere a la valoración mínima productiva sobre un empleado por la realización de algún trabajo.
Hay argumentos a favor y en contra de la existencia de un mínimo salarial. Se considera el aumento del desempleo como uno de los puntos principales en contra de la fijación de una remuneración mínima. Este fenómeno podría ocurrir si el salario mínimo se encuentra por encima del salario de equilibrio del mercado laboral ─lo que provocaría que la cantidad de trabajo ofrecida exceda la cantidad demandada─ dando como resultado personas desempleadas. Desde el otro punto de vista, se argumenta que una de las ventajas del salario mínimo es un aumento en la actividad económica. Lo anterior sucede si incrementa el nivel salarial de los empleados, y, por ende, aumenta la demanda interna y se dinamiza la economía.
En la República Dominica la entidad responsable de fijar la tarifa salarial es el Comité Nacional de Salarios (CNS), que resolvió que para el 2017 se haría efectivo un aumento de salario mínimo en dos tarifas. La primera entró en vigor el 1 de mayo, y la segunda sería efectiva a partir del 1 de noviembre del 2017.
De acuerdo con el Banco Mundial, para que exista una buena implementación de este sistema salarial, el CNS deberá tener en cuenta las necesidades de las familias referentes a calidad de vida y prestaciones de la seguridad social, además de considerar los factores que afecten el desarrollo económico y los niveles de productividad de la economía. Ciertamente, no existirá un monto que no genere controversia a la economía dominicana, pero se debe abogar por un mecanismo que refleje el costo de vida y la productividad de los trabajadores, al mismo tiempo que permita una rentabilidad mínima a los dueños del capital que incentive la inversión en el país.
El salario mínimo es aquella remuneración pactada por ley que se considera como pago mínimo al trabajo de cualquier empleado, con el poder de satisfacer las necesidades básicas humanas de orden material, social y cultural. Para muchos, el salario mínimo es un mecanismo de protección de la clase trabajadora; para otros solamente se refiere a la valoración mínima productiva sobre un empleado por la realización de algún trabajo.
Hay argumentos a favor y en contra de la existencia de un mínimo salarial. Se considera el aumento del desempleo como uno de los puntos principales en contra de la fijación de una remuneración mínima. Este fenómeno podría ocurrir si el salario mínimo se encuentra por encima del salario de equilibrio del mercado laboral ─lo que provocaría que la cantidad de trabajo ofrecida exceda la cantidad demandada─ dando como resultado personas desempleadas. Desde el otro punto de vista, se argumenta que una de las ventajas del salario mínimo es un aumento en la actividad económica. Lo anterior sucede si incrementa el nivel salarial de los empleados, y, por ende, aumenta la demanda interna y se dinamiza la economía.
En la República Dominica la entidad responsable de fijar la tarifa salarial es el Comité Nacional de Salarios (CNS), que resolvió que para el 2017 se haría efectivo un aumento de salario mínimo en dos tarifas. La primera entró en vigor el 1 de mayo, y la segunda sería efectiva a partir del 1 de noviembre del 2017.
De acuerdo con el Banco Mundial, para que exista una buena implementación de este sistema salarial, el CNS deberá tener en cuenta las necesidades de las familias referentes a calidad de vida y prestaciones de la seguridad social, además de considerar los factores que afecten el desarrollo económico y los niveles de productividad de la economía. Ciertamente, no existirá un monto que no genere controversia a la economía dominicana, pero se debe abogar por un mecanismo que refleje el costo de vida y la productividad de los trabajadores, al mismo tiempo que permita una rentabilidad mínima a los dueños del capital que incentive la inversión en el país.