Madurando el default

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La escasez de productos de primera necesidad, los constantes enfrentamientos armados entre ciudadanos y militares, la violación de los derechos humanos y la desaparición de la democracia, desembocaron en sanciones financieras que inminentemente afectarán el futuro de la economía de Venezuela. En busca de la solución más favorable, el gobierno venezolano respondió con el anuncio de la reestructuración de la deuda, ¿será esta estrategia capaz de evitar el impago?

El presidente de los Estados Unidos, luego de catalogar a su homólogo venezolano como dictador, emitió una orden ejecutiva que prohibía a cualquier persona o entidad sometida a las leyes estadounidenses a realizar negociaciones relacionadas de forma directa o indirecta con nuevas emisiones de deuda de parte del gobierno de Venezuela y de la petrolera estatal PDVSA. El gobierno de Venezuela como alternativa empezó a cotizar su “oro negro” en moneda china desde el pasado 15 de septiembre.

La puesta en ejecución de la orden de Trump no deja entrever un final feliz para la economía venezolana. Las estimaciones económicas para el cierre de 2017 antes de la imposición de las sanciones apostaban por la caída del Producto Interno Bruto (PIB) en un 10% y un alza aún más pronunciada de la hiperinflación que ya ha superado el 720% en el transcurso del año; sin lugar a duda este un escenario que difícilmente soporte estos castigos financieros sin agudizar aún más la evidente escasez de divisas que comprometen cada día más la solvencia y soberanía de la nación.

En busca de salir lo menos lastimado de esta situación, Maduro asignó una comisión especial para llevar a cabo un proceso de reestructuración de la deuda. Inmediatamente la incertidumbre embargó los mercados internacionales, la agencia financiera internacional de calificación de riesgo Moody’s rebajó la calificación crediticia de PDVSA de “Ca” a “Caa3” por el incumplimiento de pagos a inicios de noviembre del bono 2017, hecho que aleja más a los inversionistas de Venezuela.

En el caso de que Venezuela no logre llegar a un acuerdo que permita la restructuración de la deuda. ¿Cuáles serían sus posibles opciones?

  1. emitir más deuda y negociarla con otros países, como China con quienes han entablado una buena relación y poseen aspectos políticos similares ─esto les otorgaría la opción de liquidar su deuda con Estados Unidos y salir airosos de las sanciones impuestas─.

  2. de no encontrar acreedores, deberán decidir entre destinar las escasas divisas que posee para el pago de la deuda o utilizarlas para importar alimentos.


Detrás de estas posibilidades hay una importante probabilidad de impago o default. Aún el futuro de Venezuela es incierto. La Unión Europea está orquestando un grupo de sanciones que incluyen hasta el embargo de armas exportadas o instrumentos que funjan como medio para la represión interna del país, disminuyendo la gama de opciones que posee Venezuela. Solo queda esperar que el desenlace sea el menos nocivo para la ciudadanía y la economía.