La depreciación del dólar frente a monedas importantes como el euro y la libra esterlina, conjunto a tasas de inflación aceleradas en los Estados Unidos, llevaron a que la Reserva Federal realizará un incremento en su tasa de política monetaria. A partir de ello, otros países ajustaron sus instrumento para poder cumplir con sus objetivos de política.
Los mercados bursátiles internacionales siguen percibiendo máximos históricos, sustentados en las expectativas en torno a la recién promulgada reforma fiscal estadounidense, en la estabilidad macroeconómica evidente en Estados Unidos y en las expectativas de mayores incrementos de las tasas por parte de Estados Unidos en el 2018 bajo la dirección de Jerome Powell como presidente de la Reserva Federal.
Europa por su parte decidió mantener sus tasas intactas debido a que todavía presenta dificultades para estimular los niveles de precios. Sin embargo, para cierres de 2017, la eurozona experimentó crecimientos robustos y generalizados, fundamentados en un incremento de sector manufacturero. Se destaca en dirección contraria el mal momento por el que pasa Reino Unido quien enfrenta los costos del Brexit ha medida que se encamina hacia la segunda etapa de dicho proceso.
A pesar de que las economías latinoamericanas como las de Brasil y de Argentina muestran cierto auge en su crecimiento, el marco político en el cual se sumergen los países es bastante inestable. Existe descontento por parte de los ciudadanos a sus gobiernos y el 2018 será fundamental para determinar la estabilidad de muchos países.