Bien Público

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En algunas ocasiones, el sector privado no puede suministrar de manera adecuada un bien o servicio, o tal vez no puede fijar su precio correctamente. Ante esta situación el Estado puede verse en la necesidad de ofrecer un bien al que se denomina público.

Sin embargo, desde una perspectiva económica, no todos los bienes que suministra el Estado pueden ser considerados como tal. Un bien público se define como no excluyente ni rival en su consumo.

La condición de no rivalidad implica que el costo adicional de fabricar una unidad extra de un bien (o servicio) sea cero. Por ejemplo, el costo marginal de utilizar una carretera (que ya fue construida) con bajo tráfico es de cero. Asimismo, en los países donde hay servicio de televisión pública, el costo marginal de incluir un televidente más es nulo. La idea es que luego de que se hace la inversión inicial en un bien público, el costo adicional que se produce cuando un consumidor más utiliza este bien, es cero.

En la vida real, generalmente veremos que los bienes cumplen con la condición de no rivalidad hasta una cantidad límite de consumidores. En el caso del tráfico asumíamos que había poco tráfico, pero cuando hay congestionamiento vehicular, el uso de la carretera por una persona adicional tiene un costo marginal mayor que cero.

Por otro lado, la condición de no exclusión significa que no es posible discriminar a ninguna persona del disfrute de dicho bien. Por esta razón, no es posible cobrarle directamente a alguien por un bien público. Por ejemplo, el ejército nacional es un bien excluyente pues una vez se instaura, todos los ciudadanos gozan de dicho servicio.

Los bienes públicos son mucho menores a los bienes que son proporcionados por el Estado; en la gran mayoría de los casos, estos últimos cumplen con una de las condiciones, pero no con ambas.

Algunos bienes son excluyentes, pero no rivales como los puentes; cuando hay poco tráfico, el uso de un puente no es rival porque el paso de un automóvil más no entorpece el tránsito, pero el puente es excluyente ya que el gobierno sí puede impedir que se utilice.

Otros bienes no son excluyentes, pero sí rivales como el aire. Como ejemplo planteemos que, si estamos en una zona franca y las emisiones de una empresa afectan negativamente a la calidad del aire y a la capacidad de otros de disfrutarlo, entonces el costo marginal es mayor que cero.

La correcta identificación de un bien público da lugar a mejores análisis económicos y de costo-beneficios, asimismo como mejores agendas presupuestarias gubernamentales.