Donald Trump: un último prólogo a su gestión presidencial

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A partir del 20 de enero de 2017, la Casa Blanca ya no será el hogar y la sede presidencial de Barack Obama. Los salones residenciales, oficinas estatales y espacios públicos dejarán de ser ocupados por primera vez en ocho años por el equipo demócrata y serán arropados por el séquito republicano, liderado por, probablemente, el líder estadounidense más mediático y controversial de Estados Unidos en los últimos años: Donald Trump. En un proceso electoral reñido, el empresario consiguió revertir muchos pronósticos al vencer a su opositora, Hillary Clinton, aventajándola en votos electorales, asegurando su alza al podio electoral. Pero, ¿cómo recibe Donald Trump su nuevo hogar personal y laboral? Aún más importante: ¿a qué realidad se estará enfrentando fuera de ella?


El legado de Obama: ¿el rescate de la economía estadounidense?


Barack Obama tomó las riendas de la economía norteamericana en 2009, en uno de sus peores momentos. La crisis financiera, que se generalizó a todos los rubros económicos, estaba en su fase de mayor laceración. Los fundamentos de la economía más grande del mundo flaqueaban. El Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó a un ritmo de hasta 4.1%, y la tasa de desempleo aumentó a alrededor de 10%, la mayor cifra desde las alcanzadas durante el gobierno de Ronald Reagan. Por primera vez en décadas, la economía experimentaba una deflación de los precios generales que se extendió durante todo el año, reduciendo el valor de los bienes estadounidenses significativamente. El sistema financiero pendía de un hilo. Ante un escenario como tal, la labor del presidente electo era laberíntica.


Obama necesitó ocho años para estabilizar los principales indicadores económicos. De manera constante y paulatina, la tasa de desempleo cayó a 4.7%, reduciéndose a menos de la mitad. En el marco de la gestión de Obama, se generaron más de 11 millones de nuevos empleos. Paralelamente, el PIB logró recuperarse, experimentando, de manera constante, expansiones interanuales de hasta 3.3%, como la registrada en el primer cuatrimestre de 2015. Las tasas inflacionarias también volvieron a su curso normal. No obstante, la deuda pública en la actualidad supera el 100% del PIB de la nación. Esta cifra ha venido creciendo constantemente desde la entrada de Obama a la presidencia a inicios de 2009, continuando incluso durante 2016.


La economía en 2017: el panorama visionado por Trump


A pesar de la evidente recuperación de la economía norteamericana, Donald Trump aún enfrentaría muchos retos como mandatario durante, al menos, los próximos cuatro años.


A pesar de que las más recientes cifras de crecimiento para el tercer trimestre de 2016 son las mejores en dos años, la tendencia global es a la desaceleración del crecimiento económico. El Foro Económico Mundial, en su reporte anual de riesgos globales, indicó que un aumento en la desigualdad, la polarización social y el cambio climático son los principales riesgos que enfrenta la economía en 2017.


Por otro lado, existen tres fenómenos que pudiesen incidir de distintas maneras en la economía norteamericana en el aspecto comercial a corto o mediano plazo:




  1. Las negociaciones internacionales en torno a la producción de petróleo y sus efectos en el nivel de precios.

  2. La salida del Reino Unido de la Unión Europea, el proceso de migración de empresas a otras sedes y sus implicaciones.

  3. El crecimiento y apertura económica de la República Popular China, con políticas comerciales y de inversión más flexibles.


Trump plantea una política económica y comercial proteccionista enfocada en lograr que los acuerdos comerciales busquen la permanencia en el país de la fuerza laboral y beneficios derivados. Ha libremente criticado cómo los acuerdos de libre comercio existentes han provocado la migración de capital a otros países. En el mismo tenor, Trump propone una suavización tributaria, contemplando recortes de impuestos para las personas físicas y jurídicas de mayores ingresos. Opositores argumentan que disminuirle el peso tributario a los más ricos pudiera reflejarse en índices de desigualdad menos favorecedores. No obstante, el presidente argumenta lo contrario. Espera que, a raíz de sus planteamientos económicos se impulse la economía, disminuyendo la deuda pública y el desempleo. Con estos recortes, busca garantizar que el país sea una sede atractiva para producir e invertir.


En otros temas, busca una reforma de los sistemas de salud y seguridad social y educación, entre otros aspectos de índole socioeconómico. En relación a las problemáticas relacionadas al cambio climático, Trump se ha mostrado escéptico a la hora de abordarlas, no considerándolas como prioridad en su programa de gobierno.


Recordemos que Estados Unidos en la actualidad es un país sociopolíticamente polarizado. A pesar de que Trump, en términos cuantitativos, tiene al Congreso en su favor, existe oposición fuera e incluso dentro de su partido. Por ende, será de suma importancia observar sus decisiones en términos socioeconómicos, y el proceso de aprobación y ejecución de las mismas.