En otras oportunidades, hemos desarrollado conceptos que explican distintos tipos de mercado, como es el caso del monopolio y la competencia perfecta. Cabe destacar que el monopolio cae dentro de la categoría de competencia imperfecta, la cual se puede observar desde el punto de vista del consumidor y como del ofertante.
Por el lado de la oferta, la competencia imperfecta incluye mercados como el monopolio y el oligopolio, los cuales explican un mercado donde existe un grupo reducido de productores permitiéndole controlar el precio de mercado y, por lo tanto, las cantidades ofertadas. A diferencia del monopolio (un solo productor), el oligopolio consiste en un grupo limitado de productores.
Ahora bien, si analizamos la competencia imperfecta por el lado de la demanda (consumidor) se encuentran los mercados del monopsonio y los oligopsonios. En estos mercados existe una falta de competencia del lado de los consumidores, originando que dichos mercados sean controlados por los demandantes.
La competencia imperfecta denominada monopsonio, es aquella donde solo existe un demandante para un tipo de bien, el cual determina el precio de mercado. En caso del oligopsonio, tiene el mismo comportamiento, con la diferencia de que son unos pocos demandantes quienes tienen el control. Ambos tipos determinan el precio en el mercado.
Estos tipos de competencia imperfecta por el lado del consumidor no son tan escasos como se pudiera pensar. Por ejemplo, en el caso del monopsonio tenemos al Estado de cualquier país como demandante de armamento pesado y varios productores compitiendo entre sí para ofrecer tal bien.
En el caso de los oligopsonios podemos mencionar dos ejemplos claros: i) las empresas automovilísticas, las cuales son las únicas que compran piezas para vehículos, y ii) los cines que son los únicos en comprar las pantallas gigantes que utilizan en sus salas. Otros casos donde existan varias compañías que oferten bienes similares para un grupo reducido de compradores, pueden ser considerados oligopsonios.