La diferencia entre estos dos conceptos radica en el sistema de tipo de cambio al que nos referimos. Primero, definamos tipo de cambio como el precio de la moneda extranjera, medido como el número de unidades de moneda local por unidad de moneda extranjera. El tipo de cambio puede estar fijado por las autoridades monetarias, o bien puede ser flexible a las fuerzas del mercado ─en el segundo caso, las autoridades monetarias no se comprometen a mantener un tipo de cambio determinado─.
El aumento del tipo de cambio ─es decir, el aumento del precio de la moneda extranjera─ se conoce como devaluación si se produce dentro de un sistema de tipo de cambio fijo, y depreciación si se trata de un sistema de tipo de cambio flexible. Para referirnos a una disminución del tipo de cambio ─la caída del precio de la moneda extranjera─, se utiliza el término revaluación en el sistema cambiario fijo y apreciación en el sistema flexible.
República Dominicana opera con un sistema de tipo de cambio flexible. A medida que necesitemos menos pesos dominicanos para adquirir dólares, por ejemplo, nos encontramos ante episodios de apreciación de nuestra moneda, en el caso contrario hablaríamos de depreciación del peso. Moderados periodos de depreciación hacen los productos dominicanos más competitivos en el mercado internacional, pues el precio relativo para el comprador externo de nuestros productos resulta ser menor. El Banco Central de la República Dominicana (BCRD) dentro de su política de mantener la estabilidad cambiaria, ha mantenido la depreciación del tipo de cambio en niveles moderados para el país, a pesar de que muchos factores presionen el tipo de cambio al alza. Según los últimos datos publicados por el BCRD la depreciación acumulada al cierre de junio 2016, fue de apenas un 0.9%, con respecto al 31 de diciembre de 2015.