Más allá de PISA: Las políticas que todos hemos abrazado

Foto: El Caribe
Por Jacqueline Mora.


Las pruebas PISA, que se aplican a estudiantes de 15 años, sin importar el nivel escolar, tienen el objetivo de medir la capacidad de los alumnos para utilizar sus conocimientos y habilidades de lectura, matemáticas y ciencias para afrontar los retos de la vida real.

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Como no controla por nivel educativo, la prueba en el fondo asume, para comparar, que existe algún nivel de homogeneidad, al menos en el grado que cursan los estudiantes, ya que a diferentes grados, mayor es el nivel de conocimiento y mayores son las herramientas para resolver un mismo problema.

Su resultado refleja una cantidad amplia de situaciones y no solamente la calidad de la educación impartida. Veamos algunos de los temas reflejados.

En primer lugar, es importante tomar en cuenta que es un reflejo de un cúmulo de situaciones que le suceden al estudiante en los últimos 12 años (digamos a partir de los 3 años).

El retraso escolar En países donde los niños tienen mayor atraso escolar, entre ellos por repetición o entrada tardía al sistema.

Coeficiente Intelectual o capacidad de absorción de la educación. Esto, además de genética o habilidad natural, podría estar vinculado al cuidado prenatal, nutrición y hasta situaciones en el hogar que impacten la estabilidad emocional del estudiante.

La calidad de la educación. Esto tiene que ver con el material, los profesores y las herramientas disponibles para el estudiante.

Si analizamos estos elementos, además de la calidad, los elementos que están detrás se relacionan a: programas de cuidado prenatal, acceso a educación temprana, acceso a educación primaria cerca del hogar o con transporte, nutrición del estudiante, acceso a salud para disminuir la inasistencia, entre otras políticas.

En República Dominicana casi todos estos aspectos han sido fortalecidos, sobre todo en los últimos 15 años. La Ley de Seguridad Social, el aumento de los centros de atención primaria, el aumento en la construcción de planteles escolares permitiendo mayor acceso y temprano, mejor desayuno escolar que complementando a la nutrición, tanda extendida (aunque sea lenta), que mantiene al estudiante más tiempo en un ambiente controlado y nutrido, entre otros.

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Es muy probable que este resultado sea el reflejo de un primer cohorte o grupo, que se ha beneficiado por 10 años o más, de un conjunto de iniciativas diferente, que hoy lo hacen más idóneos para las pruebas.

Más aún, tenemos poco tiempo realizando estas pruebas en RD, con lo cual el sistema también se ha ido adaptando.

Continuar fortaleciendo todas estas políticas, sin dejar que los temas “políticos” se interpongan, es una prioridad. República Dominicana es un ejemplo en la región, de la alienación de la estrategia económica y social entre partidos políticos. Esto siempre nos ha diferenciado.

La pregunta sería ¿es si el incremento observado consistente con todos estos años de esfuerzo? ¿Han sido productivos el gasto social y la estrategia? Ahí es donde la calidad de la educación sale a relucir. Quizás es esperable un salto más significativo, quizás. Lo que sí es claro es que de ahora en adelante los resultados de PISA sí serán un mayor reflejo de la calidad, pues las generaciones venideras son más parecidas a estas en términos de acceso y condiciones iniciales. Aquí está el reto.

El incremento, de los mayores en todos los evaluados, todavía no refleja grandes cambios en el ranking, pues el nivel es muy bajo, y a penas comenzamos. La pandemia afecta, quizás el incremento hubiese sido mayor. Pero afecto a todo el mundo.

El reto comienza ahora, la mesa está servida, y la calidad comenzará a ser la variable estrella en este resultado, justo de ahora en adelante. Sólo con eso tendremos saltos cuánticos al compararnos con 2023.

Pero no olvidemos la educación técnica, técnico-profesional y tecnológica…esa que ocurre con más fuerza luego de los 15 años. PISA es el inicio, un reto, pero para avanzar más rápido en crecimiento y bienestar debemos fortalecer la capacidad de inserción del estudiante y de aquellos que ya abandonaron el sistema, de los jefes de familia jóvenes y de los jóvenes en general. Es crítico medir estos avances, pues ellos serán los padres de los próximos evaluados en PISA, y decidirán si ayudar a la escuela en el proceso, con un ambiente familiar adecuado, recursos para asegurar que el niño no tenga que dejar la escuela para salir a trabajar, acceso a mejor nutrición y otras cosas materiales que también importan. Este PISA es un comienzo incomparable.

Trabajemos en lo próximo.