La coyuntura actual ha generado un importante interés al análisis de las
cuentas fiscales del
Estado dominicano. Luego de la
campaña mediática negativa al turismo dominicano y la desaceleración del crecimiento interno, los ingresos fiscales recibieron importantes disminuciones durante 2019 (con pérdidas estimadas en RD$1,000 millones según lo reportado por la DGII). Con ello, el Estado se vio en la necesidad de aprobar un presupuesto complementario, elevando el déficit presupuestado de 1.7% a 2.2% del PIB. Ante ese entorno de desaceleración económica, el cierre de la
economía dominicana impacta de nuevo las cuentas fiscales incrementando el déficit y las necesidades de financiamiento.
La esperada recuperación del turismo y la reactivación económica durante 2020 suponía un mayor nivel de ingresos en el presente año. Sin embargo, los escenarios más conservadores hacen esperar caídas de los ingresos tributarios entre 1.0%-1.5%.
Más importante aún, el sector público ha tenido que modificar su política de gasto considerablemente, reorientándose hacia el sector salud (materiales, sueldos e inversión pública). Además, los programas de transferencias gubernamentales “
Quédate en casa” y
FASE también representarán un importante incremento sobre el gasto corriente. Los programas buscan subsanar la menor percepción de ingresos de más de 1.5 millones de hogares a través de un mayor gasto en transferencias (RD$5,000-RD$7,000 mensuales por persona para “Quédate en Casa” y RD$5,000-RD$8,500 mensuales por empleado para FASE).
Al mismo tiempo, otro cambio no anticipado durante el 2020 es la
disminución de los precios de petróleo (US$57.1 por barril en Nov-19 a US$18.2 en abril-20) que pudiera representar importantes reducciones del subsidio eléctrico (que ascendió en 2019 a unos US$ 28 mil millones).
El potencial déficit buscará financiarse a través de RD$12 mil millones provenientes del
Banco Central, US$150 millones del Banco Mundial y RD$ 12 mil millones del exceso de reservas del
Instituto Dominicano de Prevención y Protección de Riesgos Laborales (IDOPPRIL), según lo ha asegurado el presidente
Danilo Medina en su primer discurso ante la pandemia. Sin embargo, una extensión de la situación actual producto de nuevos brotes por violación de cuarentena pudieran incrementar las necesidades de los hogares y de financiamiento por parte del
sector público, agravando el impacto económico de la pandemia sobre
República Dominicana. En el caso de prolongamiento, los organismos internacionales como el
Fondo Monetario Internacional (FMI) destinan líneas de crédito a los países emergentes.
A pesar de que el Estado dominicano ya solicitó US$650 millones al FMI (lo que equivale a un 100% de la cuota del país frente al FMI) a través de su Instrumento de Financiamiento Rápido, todavía existe margen de redistribución del gasto e incluso oportunidades para plantear sobre la mesa oportunidades de reformas fiscales y laborales que pudieran impulsar la economía dominicana a niveles previos de crecimiento. Empero, incluso con potenciales recortes de gastos, se espera que este aumente de un escenario presupuestado de 17.1% (como porcentaje de PIB) a escenarios más adversos de 21.8%.
Existe mucha incertidumbre respecto al panorama actual. El impacto económico dependerá de cuánto tiempo se mantengan la economía dominicana y las grandes potencias en cuarentena. Lo más importante para mitigar el deterioro económico de todos los agentes (hogares, empresas, sistema financiero, gobierno) es aportar a un buen desenvolvimiento del distanciamiento, ser pacientes y continuar siguiendo las directrices de las autoridades.