¿Quién sería líder mundial ante la ausencia de Estados Unidos?

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Por muchos años Estados Unidos se ha considerado como un país modelo, con un alto nivel de influencia económica y relaciones comerciales. Donald Trump, a su llegada a la presidencia, desea desviar el paradigma comercial que caracteriza este país, mediante políticas exteriores centradas en un mayor beneficio para Estados Unidos, tomando un modelo más conservador que antes. Hace poco, Trump retiró a EE.UU. del Acuerdo Transpacífico, proyecto por el cual Barack Obama abogó por muchos años para establecerlo; además, recientemente prohibió la entrada al país a ciudadanos de siete países musulmanes (Libia, Siria, Irán, Sudan, Iraq, Yemen y Somalia). Debido al proteccionismo radical que se espera durante estos cuatro años por parte de Estados Unidos, y a la presencia tanto militar como económica que caracteriza este país alrededor del mundo, sería interesante visualizar cuáles serían los países que reemplazarían la primera potencia económica y comercial.


Evidentemente, China es la contrapartida más cercana al poder de Estados Unidos. En cuanto al Producto Interno Bruto (PIB) se refiere, se puede notar como China ha aumentado su participación mundial dentro de este indicador, transicionando del 6.28% en el 2007 a un 15.39% del total en el 2015. Este crecimiento se ve relacionado en parte a su estilo de gobierno autoritario, y en especial a su paradigma de producción, lo que se refleja en un crecimiento de 98% en sus exportaciones en un plazo de ocho años (2007-2015).


Antes del gobierno de Trump, una gran ventaja que poseía EE.UU. sobre el resto del mundo era el control del Pacífico y la abundancia de tratados comerciales. No obstante, este rezago estadounidense se verá aprovechado por China, Alemania y Japón actualmente, ya que Trump está enfocado en imponer barreras comerciales y muestra desinterés por la creación de alianzas. La salida del Acuerdo Transpacífico, según el republicano John McCain, “entrega el liderazgo de Estados Unidos en Asia a China”.


La decisión sobre las diferentes políticas comerciales y diplomáticas de Estados Unidos como se ve hasta el momento se arraigan en un objetivo; no obstante, dichas políticas son impredecibles. Lo que no es impredecible es la intención de China de asumir una posición aún más dominante, evidenciado desde sus iniciativas de una apertura más amplia hacia el comercio, hasta la reestructuración de su economía desde un enfoque exportador a uno de mayor consumo interno. Tanto las regiones asiáticas como las latinoamericanas tendrán una oportunidad para poder estrechar su relación comercial y forjar alianzas estratégicas para incentivar la inversión y las oportunidades que esta conlleva.


Ciertamente esta batalla se determinará respecto a la economía que tenga una zona de mayor influencia estratégica. Sólo falta esperar y seguir observando con detenimiento el desenvolvimiento de las posibles potencias comerciales, pues en base a ello muchos países que dependen comercialmente de Estados Unidos, como el caso de República Dominicana, deberán reorientar sus decisiones en términos de comercio.