El censo es una herramienta crucial que permite recolectar datos detallados sobre la población y sus características. Esta herramienta proporciona información sobre la demografía, la economía, la vivienda y otros aspectos importantes de un país. Los resultados del censo de 2022 en comparación con los de 2010 revelan cambios significativos en la estructura poblacional de la República Dominicana, destacando tanto oportunidades como desafíos.
El aumento en la expectativa de vida es uno de los hallazgos más significativos del censo de 2022. Las personas están viviendo más años gracias a los avances en la medicina y las mejoras en la calidad de vida. El cambio en la pirámide poblacional revela una disminución en la proporción de jóvenes y un incremento notable en la población envejeciente. Este fenómeno, aunque positivo, trae consigo una serie de desafíos que deben ser abordados con políticas adecuadas.
En este MacroChart mostramos una herramienta muy útil para analizar estos cambios poblacionales. En el mismo se pueden visualizar las pirámides poblacionales comparadas. La pirámide muestra el porcentaje de la población que representa cada grupo de edades, desde los más jóvenes, hasta las edades más avanzadas. Una pirámide de base amplia implica que gran parte de la población es joven, mientras que a medida que se reduce la proporción de edades muy jóvenes y aumenta la participación de edades mayores, la pirámide se va haciendo un poco más homogénea o esbelta. La parte izquierda es la pirámide del 2010 y la derecha es la del 2022.
Claramente se puede observar el cambio en la pirámide, Mientras en 2010 la población entre 15 y 19 años representaba el 10% de la población, en 2022 representa el 8.2%. Sin embargo, la población de 55 a 59 años pasó de representar el 3.5% a ser el 4.8% de la población. Esa célebre canción del cantautor cubano Pablo Milanés, "El tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos", resuena con una verdad ineludible que se refleja claramente en los datos del censo de 2022 en comparación con los del 2010.
El envejecimiento relativo de la población presenta diversas oportunidades en varios sectores. Con el aumento de personas mayores, la demanda por servicios de salud se incrementará significativamente, abriendo puertas para la expansión de hospitales, clínicas y la demanda de productos médicos. Además, la necesidad de comunidades de retiro diseñadas específicamente para personas mayores será una oportunidad interesante. Por otro lado, la menor proporción de niños sugiere que los hogares comienzan a tener un tamaño más pequeño. Esta situación podría impactar el mercado inmobiliario, el que debería producir viviendas diferentes, para otras necesidades y hogares más pequeños.
Un caso interesante es La Altagracia. Esta provincia con gran vocación turística y de amplio crecimiento en los últimos años, fue la provincia que más creció. En esta provincia la pirámide tuvo cambios menos drásticos, reflejando la migración de una fuerza de trabajo joven.
Sin embargo, junto con las oportunidades, el envejecimiento de la población también trae consigo riesgos significativos. Se deben analizar los impactos en la fuerza laboral, la edad de retiro, y la carga social. Mientras menos joven se vuelve la población, menor es la capacidad de crecimiento de la fuerza laboral, y por ende se requiere mayor inversión, tecnología y capacitación para poder seguir logrando un crecimiento económico. Con el incremento en la expectativa de vida, las pensiones y rentas vitalicias pueden volverse insuficientes para cubrir todos los años de retiro, generando incertidumbre financiera. Además, este desbalance demográfico significa que habrá menos jóvenes trabajando para sostener a una creciente población de adultos mayores, lo cual puede poner presión sobre los sistemas de seguridad social y salud. La red de seguridad familiar, también tendrá sus retos, y con ello las políticas públicas.
Si bien seguimos siendo un país joven cuando nos comparamos con otros, el censo de 2022 nos revela una nación que está envejeciendo, con implicaciones profundas para el futuro económico y social del país. Si bien este envejecimiento presenta desafíos, también abre una gama de oportunidades que deben ser estratégicamente aprovechadas. Adaptarse a estos cambios será crucial para asegurar un futuro próspero y equilibrado para la República Dominicana.