En la medida que las economías del mundo se fueron desarrollando a lo largo de los años, la necesidad de tener un medio de pago universal entre las naciones era inminente.
Inicialmente, se empezaron a transar billetes y monedas que estaban respaldadas por una cantidad determinada de oro, es decir, a pesar de que las monedas y billetes no estaban compuestos de este metal, el valor indicado en dicho papel o moneda otorgaba derecho sobre la cantidad de oro equivalente.
Luego surge el dinero fiduciario, emitido por una autoridad monetaria que afirma su valor (como los bancos centrales de cada país). Dichos organismos velan por la legitimidad de este depósito de valor, otorgándoles seguridad a los consumidores a la hora de hacer transacciones, por lo cual, no posee un valor ni un cambio especifico. Se basa en la confianza de los consumidores sobre la responsabilidad y capacidad de la autoridad monetaria.
Esto es el dinero fiduciario, también conocido como dinero fiat. Es toda moneda respaldada bajo la confianza de los usuarios sin que esta tenga valor en sí misma.