¿Fue Punta Catalina la decisión correcta?

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Parece casi imposible tener un debate sobre el sector eléctrico que desemboque en un acuerdo o ideas afines. Parece ser que, sin importar el curso de acción de una política, el Estado dominicano siempre estará expuesto a opiniones que responden a intereses personales.

El más reciente episodio se presenció frente a la reciente selección de la firma Guggenheim Securities como asesora de la licitación de un 50% de las acciones de la central termoeléctrica de Punta Catalina. Como algunos economistas ya han recalcado, es difícil lidiar con una opinión pública que en una primera instancia criticaba la emisión de deuda para financiar el proyecto y ahora critica la venta de acciones para la reducción de los pagos de esta. Una opinión que buscaba la privatización y la competencia del sector, y ahora, la intervención gubernamental.

Aún más sorprendente es el hecho de que estas discusiones tienen cabida en momentos en que aún existen cuestionamientos sobre la decisión inicial de construir una generadora de carbón.

Las realidades ambientales globales de los últimos años han abierto los ojos de muchos ante la necesidad de superar las barreras económicas, de tener inversiones del sector eléctrico que se alineen con la reducción global de emisiones de carbón y con la meta de un aumento de 1.5°C para el 2050. Sin embargo, este compromiso puede ser asumido con mayor facilidad por naciones que ya cuentan con una red eléctrica amplia y definida, y que buscan diversificar o hacer una transición de su matriz energética.

A pesar de que hemos visto una reducción de las inversiones iniciales de generadoras de energías renovables no convencionales (solar, eólica, gas natural, entre otros) todavía esto sigue siendo un reto para economías emergentes como la dominicana. Esto junto a la inminente necesidad de diversificación de una matriz energética altamente concentrada en generadoras de fuel oil, son algunos de los más populares argumentos a favor de Punta Catalina. En agregado, existe un factor adicional que no muchos mencionan.

La producción con energías renovables no convencionales es inestable y limitada. Para mencionar algunos casos, la generación solar solo tiene un período de generación diario máximo de 8 horas (sólo hay sol de día) y la producción eólica, aunque puede darse a lo largo de todo el día, puede ser inestable y poco predecible. Países latinoamericanos como Chile, que han formalizado su compromiso de tener un 20% de su generación relacionado a energías no convencionales para el 2025, también se ven expuestos a este tipo de riesgos. Por estas razones, países ambientalistas deben de tener un sistema de reservas que funcione prácticamente a la perfección en situaciones donde las energías renovables no puedan hacerlo.

Otro reto que debe asumirse es la posibilidad de vertimientos. Existen horas pico cuando la generación de estas energías se dispara y el costo de almacenaje es tan alto que la mejor opción es desecharla. La parte operativa de un sistema energético es sumamente complejo y no se consolida en “si hay más generadoras tendremos más energía”. Hay limitaciones, costos de almacenaje, transporte y de distribución asociados a cada uno y son muy importantes al momento de la toma de decisiones de una economía emergente como lo es República Dominicana.

Países que logran realizar este tipo de transiciones a generadoras más limpias cuentan con una matriz base sólida, que, si bien no depende de derivados del petróleo, pueden hacerlo del gas natural o con el mismo carbón. El sector eléctrico dominicano todavía parece no estar preparado operativamente para manejar las exigencias de una drástica transición. Se necesita una producción constante que sirva de soporte a la demanda insatisfecha.

Sin embargo, Punta Catalina puede ser el punto de partida (intencionalmente o no) a la incorporación de estas energías renovables no convencionales. Una vez exista un sistema de reservas funcional con una producción estable y consistente, podremos asumir la variabilidad y costos adicionales de tener energías más limpias. Hasta entonces, la realidad es que de Punta Catalina ser exitosa debemos de esperar más generadoras de esta índole que ayuden a fortalecer poco a poco el sector eléctrico.




Las apreciaciones expresadas en este artículo no constituyen bajo ningún concepto recomendaciones que puedan utilizarse como punto de partida sobre decisiones inversión, gestión empresarial, finanzas personales o cualquier otro tipo de decisión. Este artículo es solamente un ejercicio intelectual y de opinión sin ningún fin de asesoría o toma de decisión.