La titularización (o titulación) es el proceso en el que un conjunto de activos es agrupado en un título valor que puede ser comercializado en el mercado de valores. Este tipo de valores ofrecen a su vez un rendimiento proveniente del flujo de caja (ingreso por intereses, alquileres, entre otros) que tengan los activos que lo respaldan.

Estos “ABS” (valores respaldados en activos, por sus siglas en inglés) pueden realizarse empaquetando activos similares en tipo y riesgo, permitiendo así a las instituciones dueñas de estos activos, adquirir recursos a un menor costo.

Los activos que respaldan los títulos son seleccionados bajo un mismo criterio de riesgo y vendidos a inversionistas que buscan diversificar sus portafolios. Comúnmente la titularización empaqueta préstamos hipotecarios (comúnmente denominados MBS, por sus siglas en ingles), préstamos de consumo, tarjetas de crédito, contratos de arrendamiento a largo plazo y otros activos que puedan generar un ingreso al propietario de este.

En República Dominicana, este tipo de procesos son amparados bajo la Ley 189-11 sobre el desarrollo del mercado hipotecario y el fideicomiso, y la Ley 249-17 del Mercado de Valores, donde se establece que la titularización debe realizarse a través de un patrimonio separado por una empresa titularizadora o un fideicomiso de oferta pública.