El coeficiente de Gini es una herramienta fundamental para medir la desigualdad en la distribución del ingreso, con valores que oscilan entre 0 (igualdad perfecta) y 1 (desigualdad máxima). En este MacroChart, comparamos este indicador con el ingreso per cápita de un país ajustado por poder de compra, para analizar su relación con el coeficiente de Gini.
Al observar estos datos, se puede ver una tendencia general: la distribución del ingreso suele mejorar a medida que aumenta el ingreso per cápita. Sin embargo, esta relación no es lineal y varía según el nivel de desarrollo de cada país. Al inicio del aumento del ingreso per cápita, parece haber una mayor correlación entre ingresos altos y la reducción de la desigualdad. No obstante, una vez alcanzado un cierto umbral de ingresos, resulta complicado disminuir el coeficiente de Gini.
En el caso de la República Dominicana, se ha visto una mejora en la distribución del ingreso a medida que ha crecido el ingreso per cápita con el tiempo. Comparando este comportamiento con otros países de América Latina, observamos diferencias significativas. Con un ingreso per cápita superior al de República Dominicana y un crecimiento constante en los últimos años, Costa Rica no muestra una distribución más equitativa del ingreso. En contraste, el ingreso per cápita en México no ha experimentado un aumento significativo, a pesar de esto, la distribución del ingreso ha mejorado continuamente.
Esto demuestra que el coeficiente de Gini depende no solo del nivel de ingresos o de su distribución, sino también de las políticas públicas y la estructura del crecimiento económico de cada país.
Es fundamental comprender que la relación entre el ingreso per cápita y la desigualdad, que se mide mediante el coeficiente de Gini, es compleja y no siempre es directa. Mientras que aumentar el ingreso per cápita puede mejorar la distribución de los ingresos, factores como las políticas públicas, el desarrollo institucional y la estructura económica juegan un papel crucial en la reducción de la desigualdad. Por lo tanto, implementar políticas integrales que aborden no solo el crecimiento económico, sino también la justicia distributiva y la inclusión social, son esenciales para lograr una sociedad más equitativa.